El ruido y la infancia / “¡Más fuerte, que no escucho!”

Nuestra sociedad ha adaptado a las ciudades y su espacio público a las necesidades de los adultos y del mercado, desatendiendo en muchas situaciones las necesidades y derechos de los niños.


Diariamente, niñas y niños habitan espacios públicos y privados, en los cuales se los expone a altos niveles de potencias sonoras y a contenidos musicales que no contribuyen a su desarrollo y crecimiento, sino que, por el contrario, afectan su integridad cognitiva, psíquica, emocional y moral. Penosamente, estas situaciones ocurren también en aquellos ámbitos destinados  específicamente a las infancias (Salones de fiestas infantiles, escuelas, clubes, parques, etc.)


La exposición a altos decibeles, junto al contenido musical no apto  para su etapa de desarrollo, son dos formas de ruido en las  infancias que vulneran sus derechos más elementales.

Altos niveles de volumen

Los altos niveles de volumen a los que son expuestos diariamente niños y niñas, alteran sus sentidos generando molestias físicas (dolor de cabeza, de oídos, pecho y estómago) y altos niveles de estrés, disminuyen su capacidad auditiva de manera irreversible, atacan su capacidad sensible, reducen la duración del sueño  profundo (necesario para generar las hormonas de crecimiento), generan daños cognitivos vinculados a las habilidades comunicacionales, y omiten la posibilidad de experimentar: la indagación sonora y la escucha consciente del mensaje musical.

Algunos ejemplos de ámbitos propios de los niños en los que conviven con el ruido:

  • En salones de fiestas infantiles (volumen de la música, animadora/es que alientan a que los niños participen elevando la voz.)
  • En la escuela (gritos y ruidos en espacios reducidos, alto volumen en los actos)
  • Eventos y actividades infantiles en espacios públicos o privados (circos, teatros, calesitas, parques, piletas, etc)
  • En el hogar (volumen de televisores, estéreo de autos, auriculares, etc)

Contenido no apto para infancias

Pero el peor ruido es el intencionado. La música más difundida en la actualidad, ya sea a través de los medios de comunicación masivos, y también la que se impone como música funcional en distintos espacios públicos (sociales, comerciales, e incluso en aquellos destinados a la infancia), presenta a la/os niñas/os un contenido que si fuese visible, probablemente no estaría en horario de “protección al menor” según la ley que así lo determina por su grado de violencia, su contenido sexual, que claramente no fue pensado para el público infantil, sino que promueve todo lo contrario.

 Quien quisiera trasmitir a sus hijas e hijos que lo mejor en la vida es el descontrol, la fama, el poder, el dinero, que el cuerpo (y la mujer) es objeto a disposición de la droga y el sexo a cualquier precio…? Pues bien, si prestamos un poco de atención a las letras de los temas más populares que cantan niñas y niños hoy en día, quizá nos sorprenderá encontrar este mensaje, pero lo más sorprendente es que no está escondido sino que es completamente explícito, entonces ¿por qué no lo cuestionamos? Quizá por que es la moda, pero sobre todo porque nos llega en un halo de aturdimiento constante y eficaz, que no nos deja escuchar ni pensar lo que escuchamos, porque la necesidad de movernos ante tal ritmo, es superadora.  

Sabemos que existe una ley para los contenidos audiovisuales que establecen horarios televisivos y categorización de películas, pero ¿qué y quién regula y protege a las infancias de la música a la que los/as niños/as son expuestos a toda hora ? Por lo pronto, no es necesario esperar una ley para empezar hoy mismo a ponerle la oreja a la música de niñas y niños. 

El contenido sonoro es tan educativo (o mal educador) como el visual y la responsabilidad del acceso de las infancias a esos contenidos es de los adultos.  

“Ya no sé que hacer No sé con cuál quedarme Todas saben en la cama maltratarme, Me tienen bien, de sexo me tienen bien Estoy enamorado de cuatro babies Siempre me dan lo que quiero Chingan cuando yo les digo Ninguna me pone pero”

                                                                                                                                Fragmento de la canción 4 babys de Maluma

EL SEXISMO A TRAVÉS DE LA MÚSICA Y SU IMPACTO EN EL DESARROLLO DE LA IDENTIDAD INFANTIL

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